Debido al problema de la contingencia sanitaria esta exposición no pudo inaugurarse como se tenía previsto y después de meses de su montaje se decidió hacer un video para compartirla a través de las redes sociales, además de su registro fotográfico.
Mi corazón reúne piezas que surgen de un viaje profundo conmigo misma, con mi propia naturaleza, ¿qué hay dentro mío? un encuentro que se ve reflejado en piezas que evocan lo orgánico, lo efímero, lo frágil en la sutileza de las fibras naturales que forman estructuras las cuales se construyen con lo más íntimo de mí, memorias, huellas, sueños, deseos, ganas infinitas de abrazar a la naturaleza, danzar desnuda con ella y recordar mi verdadera esencia.
Crecer en una familia que considera válidas las prácticas chamánicas me lleva a la profundidad de la tierra donde todo es posible. Un trabajo que atraviesa distintas emociones y sentimientos, retomando algunos rituales de tradición sanadora antigua para transformarlos en una alquimia propia que encuentra los vínculos que me permiten reconocerme como el pequeño engrane en este mundo y sentirme parte del todo.
Este es mi corazón y quiero compartirlo.
El tonalli considerado el alma, se ubica en la cabeza el cual puede desajustarse o extraviarse cuando se vive una experiencia traumática, generando enfermedades, la persona afectada tiene que acudir a un curandero o chamán para practicarle algún ritual para sanarlo: “curarlo de espanto”, “ponerle la sombra” o mbaxi (limpieza en otomí) se trata de un ritual donde se llama al “tonalli” escupiendo agua o alcohol y limpiando con semillas de maíz, flores rojas y un vaso de agua (costumbre nahua) o trabajando con muñecos recortados en forma de personas o espíritus hechos a partir de papel artesanal para que la persona recobre su salud (costumbre otomí).
Hemos vivido tiempos violentos lo que nos ha llevado a acumular mucho dolor, ira, ansiedad y miedo; Tonalli, el regreso del alma trabaja a partir de un lenguaje simbólico la reflexión sobre nuestra condición humana, tanto su violencia como su fragilidad y su vulnerabilidad, el papel que asumimos socialmente, el valor que implica estar vivo y la función del ritual como una forma de asimilar el mundo.
¿Qué necesitamos para sanar como sociedad?